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Carl Tanzler - El hombre que vivió 9 años con un cadáver


Carl Tanzler era un radiólogo alemán que trabajaba en un Hospital, en Cayo Hueso, Florida. Un día como cualquier otro, conoció a María Elena Milagro de Hoyos, una mujer de origen cubano-estadounidense, enferma de tuberculosis.

Ambos se conocieron el 22 de abril de 1930, cuando la madre de María Elena la trasladó a su consultorio para realizarle unos exámenes.

Carl hizo todo lo que pudo, incluso hasta más, para no apartarse de la mujer cubana de 22 años.

Aplicó todo tipo de conocimiento sobre medicina que tenía para salvar su vida. La atendía en su casa, donde era sometida a tratamientos que no contaban con aprobación médica. Carl guardaba la esperanza de curarla de la tuberculosis y de esta manera ganarse su amor. Sin embargo, la enfermedad la venció y falleció el 25 de Octubre de 1931.

Pero la muerte no fue capaz de arrancarle esta obsesión. Carl, con el permiso de la familia, se encargó de cubrir los gastos funerarios, construyó un mausoleo alto para que los restos no fueran afectados por el agua. Pero habría preparado el cuerpo con sustancias extrañas para conservar por más tiempo sus restos.

Dos años después a escondidas, exhumó el cadáver en avanzado estado de descomposición y lo llevó consigo a su domicilio. Usó desinfectantes, perfumes y preservantes de cualquier tipo para desprender el hedor.


Probó cualquier cosa para sustituir las partes del cuerpo, le rellenó los senos para que no perdieran la forma y unió algunas piezas con pequeños alambres. Lo intentó todo, hasta la taxidermia.

Dormía a su lado, cantaba canciones, la vestía con ropa nueva y le hacía el amor con la ayuda de un tubo que le instaló para que funcionara como una falsa vagina.

Pasaron nueve largos años hasta que Carl fue descubierto. La hermana de María Elena escuchó rumores sobre el robo del cadáver de su hermana. Después de visitarlo comprobó que, efectivamente, así era.

La noticia se extendió y se convirtió en el suceso del momento. El cuerpo de María Elena fue estudiado y posteriormente, exhibido al público. Se trataba de un acontecimiento sumamente extraño, sobre todo por las condiciones en las que se encontraba el cadáver.

La que habría sido una hermosa mujer en vida, fue convertida en una muñeca terrorífica.



A Maria Elena la enterraron de nuevo en un lugar incógnito, para evitar que la historia se repitiera, y aunque la familia acudió a la justicia para que Carl pagara por lo sucedido, este nunca fue encarcelado por los hechos.

Después de todo, jamás volvió a recuperar al cuerpo de la mujer por la que se obsesionó, pero construyó una réplica de María Elena con una máscara que calcaba su rostro. Ésta la acompañó hasta su lecho de muerte, el 13 de Agosto de 1952.

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